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El sulfato de hierro

El Sulfato de Hierro es un compuesto químico iónico de formula (FeSO4), también conocido como Sulfato Ferroso, Caparrosa verde, Melanterita o Szomolnokita, se encuentra casi siempre en forma de sal Heptahidratada de color verdoso


Antiguos usos 

El Sulfato Ferroso se usa en la fabricación de tintes, la tinta ferro gálica se utilizó  para el dibujo y la escritura desde la Edad Media hasta la Revolución Americana 

También se usa en la coloración de la lana como mordiente (sustancia para fijar el color en los tejidos).

Como colorante se  usó en la Inglaterra del siglo XVIII, se aplicaba al azul índigo para obtener diferentes tonalidades de este color. Igualmente, los carpinteros usan sulfato ferroso para teñir la madera de arce con un matiz plateado.

Otros Usos 

En la segunda mitad del siglo XIX, el sulfato ferroso se empleó́ como revelador fotográfico de imágenes por el proceso al colodión húmedo. En el mundo de la farmacéutica se usa tratamiento de la anemia. En micología: se utiliza para identificar algunas setas. Se utiliza como purificador de agua por floculación y para eliminar fosfatos en las plantas de depuración municipales e industriales para prevenir la eutrofización de masas de agua superficiales. En horticultura se emplea como acondicionador del césped y para eliminar los musgos.

Oxidar superficies de cemento

La mezcla que deberemos realizar para lograr este efecto deseado está compuesta por agua mezclada con sulfatos de hierro, un compuesto que se manifiesta con aspecto salino. Ambos constituyentes se mezclan hasta quedar disueltos. Al combinarse, las sales comienzan a oxidar la superficie de cemento sobre la que se ha aplicado. Debe generase una solución homogénea para, más tarde, aplicarla en la superficie deseada que debe estar limpia. El resultado más óptimo se obtiene mediante el colado de la mezcla de sulfato de hierro, pues con un filtro se criban los trozos más grandes de producto.

El caldo resultante debe ser aplicado uniformemente por toda la superficie. La sal que está en el agua entra en oxidación y fija el efecto del óxido en el material receptor (hormigón, cemento, pared, etc.). Si se utiliza una brocha, el color será́ más irregular, para conseguir un resultado homogéneo se recomienda la aplicación con una máquina sulfatadora.

Dependiendo de la cantidad de sales que se añadan al agua se conseguirá un tono de óxido más intenso. Para controlar el resultado homogéneo de la tonalidad hay que utilizar siempre la misma proporción de sulfato y agua. Con este proceso de oxidación del hormigón no conseguimos un color uniforme sino una fama cromática, puesto que son varios los factores que intervienen en este proceso.